

En un contexto de fuerte tensión financiera, Aconcagua Energía S.A. selló un acuerdo estratégico con Tango Energy S.A.U., la firma liderada por el ex CEO de YPF, Pablo Iuliano, para transferirle el control accionario. La operación se da en medio de una cesación de pagos y un default técnico que afecta a tres series de Obligaciones Negociables.
Tango Energy, vehículo inversor co-controlado por Vista Energy Argentina y Trafigura PTE LTD, inyectará 36 millones de dólares en Aconcagua como parte de un plan integral de salvataje. A cambio, tomará el 90% del capital accionario, mientras que el 10% restante quedará en manos de los socios fundadores.
El objetivo, por un lado, es evitar la quiebra y encaminar una reestructuración profunda que devuelva estabilidad operativa y financiera a la empresa, que hasta hace poco era un jugador clave en el upstream convencional de Argentina.
Un plan financiero y operativo ambicioso
El paquete diseñado por Tango incluye no solo el aporte de capital sino una serie de mecanismos clave. Entre ellos, se destaca la capitalización directa para recomponer el capital de trabajo, el canje de deuda por nuevos instrumentos financieros, y condiciones favorables que alivian la carga inmediata.
Los nuevos títulos que se emitirán estarán nominados en dólares (Dollar Linked y Hard Dollar) y contarán con tasas de entre 2% y 7% anual, además de períodos de gracia de hasta cinco años. Se prevé también la implementación de mecanismos de cash sweep y rescates anticipados según el rendimiento operativo.
A eso se suma la redefinición de contratos con Vista, que anteriormente había transferido sus activos convencionales en Río Negro a Aconcagua, y la posibilidad de acceder a nuevas líneas de crédito comerciales.
El proceso de rescate, sin embargo, está sujeto a una condición clave: la reestructuración del 90% del pasivo financiero y comercial de Aconcagua, que supera los $8.000 millones. Esto incluye el reperfilamiento de las series I, IV y V de ON vencidas entre el 11 y el 14 de julio pasado.
La llegada de Pablo Iuliano, con experiencia tanto en YPF como en Vista, aporta un fuerte componente de liderazgo y know-how al nuevo management. Su rol será fundamental para restablecer la confianza y reposicionar a Aconcagua como una empresa viable y competitiva.
El mercado observa con atención la maniobra, no solo por los nombres involucrados, sino porque puede transformarse en un caso testigo de cómo rescatar compañías energéticas en situaciones críticas sin perder activos estratégicos.
El futuro inmediato depende ahora de la respuesta de los acreedores y bonistas, quienes deben aprobar la reestructuración para que se concrete el desembolso de capital prometido. Su apoyo es vital para destrabar el proceso.
Si la operación avanza según lo previsto, Aconcagua no solo evitará el default, sino que podría iniciar una nueva etapa de crecimiento bajo una conducción renovada y con el respaldo financiero necesario.
La apuesta es fuerte, pero también estratégica. En un sector donde la estabilidad y la visión a largo plazo son escasas, este movimiento podría marcar un nuevo camino para otras empresas con dificultades similares.